miércoles, febrero 11, 2009

Sujeto tácito

Entró por la puerta, miró para adelante, y lo vio: recostado, desnudo, transpirado, agitado. Feo. Un escalofrío le recorrió la espalda y el sudor frío manchó sus cachetes regordetes y colorados. Sus pechos vibraron como Kechum en el pozo de petróleo. Corrió hacia la ventana y saltó y cayó arriba de la cucha del perro, con el perro adentro.
No murió, pero se rompió la cadera. Uno de los vecinos, apostado en el porche de su chalet corrió a verlo, y cuando llegó, lo miró más. Estaba atontado por la situación, y un poco agitado. Entonces se dio cuenta. Otra vez le había sucedido lo mismo: había perdido el sujeto.
Salió corriendo, él. Uno de ellos. El de la cama, o el de los cachetes colorados. O el perro. O el vecino. La cuestión es que no volvió. A escribir. Yo no volví. A escribir, tampoco.

3 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

Wow. Dejame que le recomiende esto a un amigo porque es lindúsimus. :P

Qué bueno que estés escribiendo :-)

joAco dijo...

que bueno que estés escribiendo, adhiero.

que bueno que hayas cambiado el estilo, también.

vamos a ver como sigue, pa'saber si guta o no guta.

María dijo...

Convidà de lo que tomàs!
Sos un mostro, sabelo