domingo, febrero 22, 2009

jueves, febrero 19, 2009

La frase más ingeniosa que se me ocurrió en la vida

Cuando calló cayó, y nunca más pudo levantar la voz.

jueves, febrero 12, 2009

A ver, Gastón.

Por la puerta, Gastón entró temblando. Cabizbajo. Tenía la expresión que tienen los hombres cuando están cabizbajos entrando en un lugar. Junto a el marchaba su exuberante compañía. Más alta, más linda, más grande, más todo que Gastón. Hasta más hombre. Se dirigieron hasta el mostrador, donde una joven atendía parcamente detrás de un vidrio espejado. Gastón, mirando su propia cara, emitió sonidos. Estos sonidos fueron interpretados por la joven. Y así siguieron por un rato, corto, intercambiando sonidos, hasta que llegaron a un acuerdo. Y la joven se quedó ahí, y Gastón siguió caminando, cabizbajo, con su compañía, hasta llegar a otra puerta, más chiquita que la primera que pasaron. Y Gastón abrió la puerta, todavía cabizbajo, y entró.

miércoles, febrero 11, 2009

Sujeto tácito

Entró por la puerta, miró para adelante, y lo vio: recostado, desnudo, transpirado, agitado. Feo. Un escalofrío le recorrió la espalda y el sudor frío manchó sus cachetes regordetes y colorados. Sus pechos vibraron como Kechum en el pozo de petróleo. Corrió hacia la ventana y saltó y cayó arriba de la cucha del perro, con el perro adentro.
No murió, pero se rompió la cadera. Uno de los vecinos, apostado en el porche de su chalet corrió a verlo, y cuando llegó, lo miró más. Estaba atontado por la situación, y un poco agitado. Entonces se dio cuenta. Otra vez le había sucedido lo mismo: había perdido el sujeto.
Salió corriendo, él. Uno de ellos. El de la cama, o el de los cachetes colorados. O el perro. O el vecino. La cuestión es que no volvió. A escribir. Yo no volví. A escribir, tampoco.

lunes, febrero 09, 2009

Cuentos de esos para que te quedes pensando y digas cosas tipo "¡Uia! ¡Que loca es la vida!"

I

Erasmo Flores nació en una aldea pobre de Madagascar. Su padre, apenas le vió asomar la cabeza desde el cuerpo de su madre, le dijo:

"Erasmo, no todo lo que ves es real, excepto el rey."

Y luego de una pausa que duró exactamente 18 años, agregó:

"Tu abuelo me dijo una vez una cosa cuando cumplí 18 años, y ahora te voy a decir lo mismo."

Y mantuvo silencio, pues no supo como concluir la frase. O decía "una cosa" o decía "lo mismo".

Y esa fue la última vez que Erasmo y su padre intercambiaron palabras. Porque Erasmo se suicidó esa misma noche.

Erasmo Flores en Chitrouxovulluereoux, Francia.

II

Erasmo también era padre, y poco tiempo antes de beber el veneno que lo mataría le dijo a su hijo las palabras que lo marcarían por el resto de su vida:

"Hijo, estas palabras te van a marcar por el resto de tu vida".

Y sacó un fierro al rojo vivo y le marcó la nalga derecha. Y desde ese día, cada vez que Genovevo se bajó los pantalones, pudo leersele marcado con fuego en el ojete "estas palabras".

Y este, Genovevo, el hijo de Erasmo, es el hombre que inventó el arroz con atún y mayonesa. Hoy vive en Palm Beach y tiene un club nocturno donde todas las noches baila al son del cha-cha-cha.

Y ni su difunto padre ni su abuelo ni nadie podrán, nunca, quitarle lo bailado.

Porque Genovevo tuvo, y todavía tiene, algo que muy pocas personas tienen, y muchas personas desean: Genovevo es jedi.


Genovevo en el aula magna de la UNMESFA (Universidad Nacional de Madagascar de Estudios Superiores de la Fuerza y Afines) el día que se recibió de Jedi.